Respeto
El chiquito estaba por subir
las escaleras mecánicas del subte, tendría unos 4 añitos como máximo. Vestía
prolijo y llevaba puesto un sombrero con
visera color azul a la moda.
Estaba acompañado por su
madre, una mujer joven, de cabello corto, quien estaba embarazada.
Antes de subir el hijo le
dice a la madre que tiene mucho miedo de subir por esas escaleras. La madre,
sin darle demasiada cabida, le contesta como si nada, que ella tiene
también miedos… y le da fuerte la mano.
El chico con la mano libre se
saca su pequeño sombrero, y con el gesto de un hombre, lo pone sobre su pecho,
como en señal de respeto, como si entrara a un lugar prohibido.
Y allí fue la primera vez que
deseó la existencia de Dios.
El barco
Ella veía partir el enorme barco, lentamente, en un
enorme puerto, repleto de gente que saludaba sin parar y de valijas que en
aparente autonomía iban y venían.
Creyó a los lejos, en una de
las ventanas del enorme monstruo distinguir la figura de su hermana mayor que
la saludaba con un pañuelo bordó mientras se alejaba (para no volver).
Y entonces comprendió,
subitamente, que ante determinadas circunstancias de la vida, uno está solo,
absolutamente solo.
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