sábado, 12 de julio de 2014
Paradojas.
Recién después de reconocer que tomamos una y otra vez el mismo, aburrido y familiar camino aun cuando no nos demos cuenta y creamos haber intentado transitar por un camino nuevo, desconocido y excitante; recién cuando nos vemos en el espejo los gestos que jamás imaginamos tener- sean bellos, horrorosos o malvados-, podemos soportar lo nuevo, chocar con el azar, sentir el inmenso y la vez sutil placer de Una sabana recién lavada, del aroma de Un café, disfrutar de Una carcajada, de Un beso o simplemente descubrir la cotidianidad de lo distinto.
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