domingo, 25 de septiembre de 2011

Subte (LO) B.



Yo creo, estoy casi segura,
que si el chico  de remera rayada
sentado al lado de puerta
ese que lee ávidamente el libro ( ¿de amor?)
Al terminar el capítulo IV
doblara firmemente el ángulo izquierdo de la hoja
( no hay mejor señalador!)
Y apoyara dulce pero decididamente
Su mano (derecha)
-Señores pasajeros, tengan ustedes muy buenas tardes.
Voy a distraer 2 minutos de su amable atención…
sobre la pierna (izquierda) de la señorita
de zapatos azules y bolso tejido
ella – en esto la señora gorda también estaría de acuerdo-
lo besaría y le diría que si, que jura amarlo para siempre
sin importarle ni siquiera por un segundo
que la estación Carlos Pelegrini ya pasó hace rato
y que ya no podrá hacer la combinación con
Línea C
-los tres pares de medias por 10 pesos.
Señoras y señores.
Y entonces
el señor de jogging y ojotas
afirmaría con voz firme:
“los declaro marido y mujer”
Y todos nosotros , los pasajeros
Tiraríamos arroz.
Y seríamos felices para siempre.

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